21.8.05

 

Desempleo y Degradación Social en el Conurbano Bonaerense

Como lo dijéramos en otras oportunidades, Plan [h] fue concebida como un espacio abierto a la participación de todos los estudiantes de la carrera de Economía de nuestra facultad. En esta oportunidad ofrecemos un trabajo realizado en el marco del curso de Estructura Social dictado por Alejandro Rofman. Esperamos que su publicación lleve a los lectores, además del aporte que constituye este texto en sí, una invitación a formar parte de este emprendimiento colaborando activamente con su producción intelectual.

A lo largo del trabajo intentaremos demostrar que hay una relación muy importante entre los procesos de degradación social en el Gran Buenos Aires y el aumento del desempleo, asociado al importante proceso de desindustrialización que comenzó con la dictadura en el '76 y posteriormente fue profundizado por la política de la Convertibilidad. No desconocemos que hubo otros factores que influyeron, pero vemos en éste el principal determinante, siendo los otros derivaciones del aquí analizado. En base a esta hipótesis mostraremos que el aumento de la precariedad laboral, el trabajo no registrado o "en negro", la caída de los salarios- todos factores que determinan el nivel de vida de la población- empeoraron en los '90 como consecuencia del aumento del desempleo. Es mediante todo esto que creemos que se puede entender mejor el proceso de caída de nivel de vida evidenciado en el Gran Buenos Aires.

La evolución de la industria en la Convertibilidad
El desafío que se nos presenta es explicar cómo es que aún cuando la producción aumentó hablamos de un proceso desindustrializador. La evidencia muestra que durante los '90 hubo un importante cambio en la estructura productiva del país, siendo su principal característica un constante proceso de primarización del aparato productivo. Este proceso generó una doble transferencia de recursos: de los trabajadores a los empresarios, y dentro de los empresarios desde los más pequeños hacia los sectores más concentrados del capital, donde además comenzó a haber una creciente participación de actores extranjeros1. Las grandes empresas fueron las principales ganadoras del proceso de reconversión industrial. Ante el cambio en los precios relativos que significó la Convertibilidad, éstas optaron por expulsar mano de obra y reemplazarla por capital, a la vez que concentraron sus inversiones los sectores para los cuales el país tenía ventajas comparadas. Paralelo a estos dos fenómenos se dio también un importante proceso de extranjerización de la industria que tuvo graves consecuencias para el país. Una de las principales características de los sectores que cuentan con ventajas comparadas en nuestro país es que son poco intensivas en mano de obra, a la vez que se trata de producción de bienes con bajo valor agregado, considerados commodities, y que en su mayoría son exportados, lo cual permite a las empresas disociar sus ventas del ciclo económico local. A lo largo de todo el periodo analizado se evidencia un constante incremento de la productividad del trabajo. Esta situación se explica principalmente por una racionalización de los métodos de producción y, en menor medida, por un cambio tecnológico. Ambos fenómenos significaron una importante expulsión de mano de obra, que luego no pudo ser reabsorbida por otros sectores (primer factor explicativo del aumento del desempleo).

Desmembramiento del entramado productivo
Tradicionalmente, los sectores más complejos de la industria eran los que arrastraban al resto de los sectores con su crecimiento, dada la alta demanda de insumos que tenían, generando en su entorno una importante red de empresas que los abastecían. Así se había armado un complejo entramado productivo, que permitía una alta integración de valor agregado nacional en la producción de los bienes; paralelamente se había desarrollado una mano de obra muy calificada, con altos niveles salariales y con un importante nivel de sindicalización. La Convertibilidad generó un quiebre en esta situación. Pueden rastrearse sus causas en dos procesos, por un lado la apertura comercial y el tipo de cambio bajo permitieron importar a precios muy baratos estos insumos que la industria nacional proveía, y por otro la creciente extranjerización de las empresas locales. Ambos procesos relacionados con la forma de producción de las grandes corporaciones mundiales. Parte de la industria nacional pasó a funcionar con una lógica bajo la cual aquí sólo se producía una pequeña parte del producto, y se importaba el resto (producción por partes, en el lugar del mundo que fuera más barato producir cada insumo)2. Las fábricas locales pasaron entonces a ser meras ensambladoras de partes importadas, con la consecuente pérdida de puestos de trabajo dado que estas utilizan capital y son intensivas en mano de obra. Se produce así la desarticulación de parte del entramado productivo local, las empresas que antes proveían a estas industrias no pudieron competir con la producción extranjera y en muchos casos se vieron obligadas a cerrar. Del anterior proceso se desprende una doble expulsión de mano de obra: por un lado se la expulsa de las grandes empresas que racionalizan sus procesos de producción y fabrican del modo antes explicado; por el otro, y más grave aún, las otras empresas, al quedarse sin mercado y ser reemplazadas por proveedores extranjeros, generan otra expulsión de trabajadores de considerable importancia. Así el crecimiento de la producción no sólo no genera demanda de empleo en el sector- trabajo directo- sino que tampoco lo hace en actividades conexas- puestos indirectos-. Es ilustrativo en este sentido analizar la participación de los trabajadores industriales en el total del empleo del GBA. En 1990 representaban casi el 25%, porcentaje que con el pasar de los años se fue reduciendo de forma constante hasta llegar en 2001 a representar solo el 16% del total.

Pequeñas empresas y el problema de la desprotección
Hasta los '90 las PYMEs se habían movido en un marco de alta protección de la economía. Esto les permitía a las empresas trabajar con escalas de producción subóptimas, dado lo pequeño del mercado interno. Se generó así una forma de producción y un estilo empresarial que determinaron un patrón de inversión y una dinámica tecnológica particular. Una característica de estas industrias era la poca especialización en la producción, estrategia influida por la inestabilidad del mercado, ya que funcionaba como forma de minimizar riesgos. El cambio en los precios relativos, producto de la apertura comercial, trajo aparejado una caída del precio de los bienes industriales. Las consecuencias fueron una importante pérdida de competitividad de la industria argentina, y el achicamiento de los márgenes de ganancia. La restricción crediticia que padecieron las PYMEs3, entre otros factores, impidió que estas pudieran reconvertirse. Asimismo jugaron un rol determinante tanto la dimensión de la apertura como la velocidad con la que se la realizó. Toda la situación antes mencionada generó no sólo una importante expulsión de mano de obra por parte de las empresas, sino que a la vez hubo un cierre masivo de establecimientos. Quizá la consecuencia más grave que tuvo es que llevó a las empresas, en su necesidad por sobrevivir, a funcionar en marcos de producción más informales. Lo anterior queda en evidencia consultando los datos de precariedad laboral en las empresas más pequeñas del GBA. Así se puede comprobar que entre el año '91 y el `97 estas empresas tuvieron un importante crecimiento en cuanto a la ocupación de no registrados. Si bien la categoría que más creció en este sentido es la de las empresas de entre 15 y 50 empleados (39% para todo el periodo), es más grave la situación en las empresas más pequeñas (entre 1 y 5 empleados), dado que estas llegaron en 1997 a un nivel de no registrados de 69%, aún cuando ya partían de altos niveles en el año '91.

Los efectos de la desindustrialización sobre la generación de empleo
En el ámbito de las grandes empresas la pérdida de mano de obra se debió a una racionalización de procesos, aumentos de productividad, y a su concentración en sectores productivos de bajo valor agregado. Por otro lado en las PYMEs la expulsión de mano de obra respondió a la falta de competitividad y dificultad para reconvertirse. Este proceso es especialmente relevante para el GBA ya que allí se concentraba más del 50% de la producción total de la industria del país, y además en esta zona se localizaban aproximadamente el 55% de las PYMEs; más importante aún, empleaban al 63,4% del total de la mano de obra utilizada en la industria por el país. Al respecto también es importante remarcar que las industrias basadas en el GBA son las que responden a los sectores más complejos de la producción. La evidencia demuestra que la industria perdió en los '90 su capacidad de arrastrar con su crecimiento el empleo, en efecto, la demanda de mano de obra en el GBA no solo no aumentó, sino que disminuyó. Así entre 1990 y 2001 se produjo una expulsión del 29% del total de los trabajadores empleados (3% anual). Por otro lado la demanda de la economía creció a razón de un 0,58% anual. Si bien todos los sectores expulsaron trabajadores, el sector más perjudicado fue el textil y de calzado, que perdió el 54% de su fuerza de trabajo (a razón de 6,81% por año). También es importante destacar la expulsión del rubro metales, maquinarias y equipos, de 21% anual para todo el periodo. Se observa así un cambio en la composición entre sectores del empleo industrial. Sin embargo se trata de un cambio alarmante, no sólo están comprobando la primarización de la estructura productiva, sino que a la vez muestran cómo la apertura comercial destruyó sectores productivos tradicionalmente muy intensivos en mano de obra, y con una gran participación de empresas PYME.

El empleo agregado
La década del '90 muestra un gran cambio en los niveles de la tasa de actividad. El nuevo modelo y el crecimiento a un ritmo elevado actuaron sobre el mercado del trabajo incentivando a la población a incorporarse a este último. Esto explica el inicial salto de la tasa de actividad del 38,3% para la década del '80 al 41,7% para 1993. Sin embargo, el crecimiento de la economía, como se observa en los párrafos anteriores, no se caracterizó por aprovechar la mano de obra por lo que el crecimiento de la tasa de actividad se refleja en el crecimiento de la tasa de desocupación, que pasa del 5,7% al 10,5%. Esto marcó el inicio de una devaluación del tipo de empleo, ya que entre otras cosas, el subempleo y el sobre empleo alcanzaron a más de la mitad de los trabajadores. Tras la crisis mexicana del Tequila, la situación del desempleo llegó a su máximo nivel histórico, para aquel momento, arañando casi el 20% de la PEA. Para ese entonces, contra 1991, el desempleo en el GBA había subido unos 13,3 puntos porcentuales. En este contexto no hay forma de que la cohesión social no empiece a desgarrarse. La reactivación que duró hasta 1998 sólo logro reducir el desempleo hasta el 15,5% y para cuando la recesión hacía tambalear el régimen de Convertibilidad los valores estaban en el orden del 18%. La misma evolución sufrieron los indicadores de calidad de empleo.

Los indicadores Sociales en el GBA
Una vez desarrollados los cambios en la estructura productiva, y comprobado que en gran parte están explicando la incapacidad de generar empleo de la economía; es momento de analizar sus consecuencias en el ámbito de la sociedad. Para ello, se realizará el análisis comparativo entre lo sucedido en los años '90 con lo que fue la evolución social en décadas anteriores.

Efectos directos
Es importante iniciar el análisis de los efectos que tuvo la política económica en la dimensión social mostrando un índice por demás representativo. Al observar lo que sucedió con el indicador de NBI, para el área del gran Buenos Aires, se destaca que tras mostrar una fuerte caída entre el 1980 y 1991 (cayó 5%), en el periodo intercensal de 1991-2001 el indicador creció un 0,2%4. Pocos indicadores pueden mostrar más sintéticamente lo que significó la pérdida de los puestos de trabajo para el conjunto poblacional. Tomando en cuenta que el NBI mide la pobreza estructural, no necesitamos hacer más hincapié en lo que la suba relativa de hogares en condiciones inferiores a las básicas significa. No es menor el detalle que se observe una reversión- en esos términos- de la tendencia histórica de mejora en la condición de vida de la sociedad argentina. El proceso iniciado por 1976 profundizado en 1991 muestra en estas estadísticas el fuerte carácter estructural de los cambios.

Sobre la cultura
Es, para el desarrollo de la investigación, relevante analizar los efectos del empobrecimiento cuando se extienden al ámbito cultural. En este sentido y en sintonía con el INDEC, se tomará la evolución del sector gráfico de los periódicos. Estos son un vehículo de transmitir cultura, no sólo en forma artística sino que también son los principales encargados de exponer los ideales de la sociedad y de crear, en consecuencia, una identidad cultural.5 Analizando estas estadísticas para el conurbano, vemos que la compra de diarios cayó notablemente. Desde 1992, donde la cantidad de ediciones vendidas durante la semana era de 892.000 y 1.358.000 para los domingos, la caída se hizo sentir. En 1998, año del máximo nivel económico del ciclo, los números mostraban que la cantidad vendida había caído un 15% (9% para los fines de semana). Para el año 2000, los valores rondaban por los 672.000 ejemplares durante la semana y 1.136.000 los domingos, encontrando que en el año 2002, último año con datos, 579.000 (caída del 35% contra 1992) y 1.093.000 (un 19.5% contra el año 1992) según sean ventas semanales o dominicales respectivamente. Descartando la evolución de la actividad económica, la problemática laboral y en consecuencia los cambios en la distribución se relacionan estrechamente con el índice estudiado. Comparando el GBA con el resto del país observamos que mientras que entre 1998 y 2002, la venta de periódicos en el GBA cayó un 20%, las cifras para el interior del país muestran que la caída fue menor al 10%. Podemos asumir que la diferencia se debe a que esta es el área más industrializada del país (recordar además, que el GBA pierde peso porcentual en el producto nacional).

Reforma educativa
Es innegable la fuerte relación entre la educación y la sociedad, por ello su análisis aporta información invalorable a la hora de evaluar lo sucedido en los '90. Un dato por demás llamativo se encuentra en el crecimiento de la población infantil en los establecimientos educativos del conurbano Bonaerense6. De un crecimiento histórico superior al crecimiento poblacional, que significaba que cada vez más niños eran incluidos dentro del sistema se dio una reversión de la corriente. Entre 1991 y 2000, la población creció más de un 8% para el ámbito del GBA mientras que para el mismo periodo, la población incorporada por la escuela de nivel inicial sólo alcanzó al 4%. Esta diferencia en las tasas de crecimiento, muestra que una mayor cantidad de gente era dejada fuera del sistema educativo y por ende de una oportunidad de construirse un futuro. Sin embargo, la exclusión no debe ser pensada como un hecho aislado en el ámbito educativo. Las causas primarias las encontramos en el crecimiento del desempleo y las pérdidas de los beneficios sociales de los empleos formales, los cuales cuentan con un arsenal de incentivos a la educación de los menores, por citar un ejemplo: las asignaciones escolares. En cuanto a la educación media y superior, la degradación que sufrió fue más de carácter cualitativo que cuantitativo. De cualquier manera, se pueden mencionar dos elementos distintivos. Por un lado la tasa de acceso a la educación superior comenzó a caer para el quinquenio '90-'95, y por el otro que los niveles de deserción, que habían estado en baja durante tres décadas, comenzaron a subir levemente para el fin de la última dictadura militar. Para 1995, se registraba la tasa de deserción más alta de la historia superando los valores de las décadas del '50 bajo una economía en pleno empleo.

El mapa del delito
Una vez despojada de la cultura del trabajo y frente a la situación de desprotección en la que se encuentran cada vez mayor número de habitantes, la sociedad se empieza a fracturar en los fundamentos más básicos. La delincuencia, en cualquiera de sus formas, es una clara muestra de que ciertos elementos de la sociedad están desarticulados del resto. Entonces, observar la dinámica de la delincuencia nos permite observar la evolución cultural-social que sufrió la población. Se reconoce que entre los años '85-'90, el sistema y el modelo económicos seguían funcionando- un poco golpeados desde el '76- bajo la lógica del pleno empleo y la protección sindical-laboral. Entre esos años, la delincuencia creció un 4,57% cifra menor que el crecimiento poblacional - por lo que no hubo un crecimiento relativo -. Se puede asumir, por ende, que la criminalidad no sufrió una gran variación, aunque en el intermedio se sucedieron períodos de hiperinflación y de saqueos. Ahora bien, en 1995 ya se observa un fuerte cambio en el conurbano bonaerense. De un crecimiento de 5% para el lustro '85-'90, la delincuencia creció un 96% para 1995. No es casualidad que 1995 sea el año del pico histórico en la tasa de desempleo. Estas cifras son bastante elocuentes en tanto muestran la relación directa entre el desempleo por un lado y la exclusión y marginación social que puede generar, por el otro. De esta manera, la degradación social se hace inocultable. Volviendo a las cifras y comparando el año '97 contra el '95, superados los efectos del Tequila, se sigue observando crecimiento en el nivel de delitos. Para 1997, se habían producido un 20% más de delitos que en 1995 mostrando que la involución social no se detenía ya con el crecimiento económico ni del empleo. El daño "estructural" ya estaba hecho. Un tercer momento se tiene en el 2002 pero estas cifras pueden estar severamente dañadas por los eventos extraordinarios sucedidos en ese año.

Calidad de los puestos de trabajo
Se considera que un puesto de trabajo es de calidad cuando es estable, el empleado tiene acceso a la seguridad social, tiene una remuneración óptima y las condiciones de medio ambiente son satisfactorias para el desarrollo del trabajo. En el GBA la precariedad laboral creció sistemáticamente de la mano del empleo no registrado. Se trata de un empleo de jornada reducida (menos de 35 hs. semanales), con bajos salarios y sin acceso a la seguridad social. Esta situación es producto del incremento de la población económicamente activa (PEA), que se refleja en una mayor cantidad de desocupados que desalentados ante la falta de empleo aceptan trabajos temporales donde no tienen acceso a la seguridad social, con salarios muy bajos y donde en muchos casos existen riesgos ambientales7. Esta pérdida de calidad y de seguridad en los puestos de trabajo aumenta la marginalidad y atenta contra una normalización de los roles. Por ejemplo, los jóvenes se ven obligados a buscar empleo, como forma de paliar la precariedad de la situación familiar y deben abandonar los estudios. Esta situación fue muy común en los '90 y se dio como consecuencia de la pérdida del empleo del jefe del hogar. Los expulsados por la industria eran en una importante proporción trabajadores de edad avanzada, que no tuvieron oportunidades de reinserción laboral. Al mismo tiempo, la existencia de un "ejército de reserva" de desocupados empuja los salarios y las condiciones laborales hacia la baja completando el círculo vicioso iniciado por el propio empleo precario. Un proceso que ejemplifica la pérdida de calidad del trabajo que se dio de forma creciente durante los '90, es el de la rotación de la mano de obra en las empresas. Contando con un estudio a nivel nacional realizado por G. Yoguel vemos que para las más pequeñas alcanzaba anualmente al 50% de los trabajadores, mientras que a nivel global- para todos los tamaños de empresa- alcanzaba el 24,5%. La inestabilidad de los puestos de trabajo es una de las características fundamentales de la precariedad laboral, y esta puede ser estimada a partir de la rotación del empleo. Hubo además cambios en la legislación laboral que crearon nuevas figuras que legitimaron condiciones más precarias. Así surgieron los contratos temporarios generalizados, periodos de prueba largos y renovables, "prácticas profesionales" es decir pasantías, reducción de las indemnizaciones, derecho a despido, etc. La vista esquiva por parte del estado y el accionar de la dirigencia sindical, más preocupada por mantener su poder que en defender a los trabajadores, permitió y legitimó los cambios.

Reflexiones Finales
Los efectos del cambio de modelo son evidentes. A lo largo del trabajo se observa que la industria perdió su rol central en la economía argentina y debido a su configuración, en la economía del GBA. Su pérdida de importancia sería irrelevante si no hubiese actuado al mismo tiempo como expulsor de mano de obra, históricamente adaptada a su existencia. Es así que el cambio productivo se inserta directamente en el entretejido cultural. El desempleo generado, no se queda sólo en números como el 10%, el 15% o el 20% de Tasa de Desempleo. La sociedad no sólo no está preparada; sino que no está diseñada para sufrir estos procesos. El crecimiento de la pobreza por NBI, de la criminalidad, la disminución de la compra de diarios, la pérdida de nivel de la educación, etc. Frente a este panorama, no es errado considerar que la sociedad en su conjunto ha sufrido una devaluación, una degradación que pese a que nos afecta a todos, tiene sus impactos reales sobre las masas directamente involucradas. Los avances en materia social y productiva que durante años evidenció la Argentina, y que conformaron un entramado social muy integrado, fueron revertidos "de un plumazo" en menos de 20 años.

1 En Kulfas y Schorr, "Sector industrial. La industria en el escenario posconvertibilidad", 2002.
2 Al respecto está muy desarrollada esta temática en Kulfas y Schorr, 2002.
3 Se presenta un contraste aquí con las grandes empresas, que tuvieron acceso a líneas de crédito baratas en el exterior.
4 Fuente; Censo Nacional de Población y Vivienda de 1980, 1991 y 2001. INDEC, Varios Años.
5 Thompson, John. "The Media and Modernity. A social theory of the Media". Political Press, Cambridge 1994.
6 Las cifras de la Educación para el Gran Buenos Aires fueron extraídas de los Anuarios Estadísticos del INDEC de los años 1986, 1998 y 2003.
7 Encrucijadas (UBA); Daño Ambiental – Capitalismo y geofobia. Art. "El hábitat hace al pobre"; 'Hardoy Ana y Alinansi Florencia; Agosto de 2001


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