19.10.04

 

Entrevista a Nildo Domingos Ouriques

Dr. en Estudios Latinoamericanos
Ex comentarista para la BBC de Londres para asuntos de América Latina
Profesor de las materias "Economía Internacional" y "Economía de América Latina"
Ex Rector de la Universidad Federal de Santa Catarina (UFSC), de Brasil.

El Germen se Latinoamericaniza y aprovecha las becas de nuestra querida FCE para tener corresponsales por todo el continente. En esta oportunidad entrevistamos a Nildo Domingo Ouriques, quien nos cuenta la experiencia exitosa de la izquierda en el ambiente académico de nuestro país vecino. Veamos cómo los males que nos aquejan en nuestra casa de estudios son los mismos que los organismos multilaterales de crédito impusieron en toda América Latina, y empeceos a tejer las redes que den cuenta de nuestra verdadera identidad.

¿Cómo fue el proceso por el que Ud., como representante de la izquierda, llegó a Rector de la Universidad Federal de Santa Catarina (Brasil)?

En el año 1979 me radiqué en Florianópolis para cursar la carrera de Economía, durante la dictadura militar, lo que nos obligaba a mantener en la clandestinidad los centros académicos que organizábamos. Cuando terminé la carrera hice una maestría y un doctorado en México y después regresé para trabajar en la UFSC. Cuando volví realizamos una huelga junto a muchos profesores de la universidad exigiendo subas de salarios y mejoras en las instalaciones. Esto fue un hecho novedoso en la región de Santa Catarina donde nunca antes se había realizado una huelga dirigida por profesores de una universidad pública como la nuestra.

Después de esa huelga decidí postularme para rector. En ese momento la izquierda no se presentaba con cara propia: nadie se presentaba defendiendo esa ideología, y las personas que sí poseían claramente estos ideales se abstenían del proceso electoral. Decidimos entonces presentarnos como el partido que representara a la izquierda, defendiendo y proponiendo temas que ni la derecha ni los liberales representarían jamás. Esa postulación de hace cuatro años sirvió para concientizar a estudiantes y profesores de que había una opción diferente a la siempre propuesta; fue una mezcla de heroísmo y ganas de mostrar que el pensamiento de izquierda tenía que tener una identidad, que no podía ser representado por la izquierda moderada, o "centro izquierda", una opción que se utiliza para atraer más votos resignando el pensamiento original y la ideología central que tiene nuestro pensamiento. La segunda vez que me postulé fue un proceso más consciente. La candidatura fue construida por estudiantes, investigadores, y profesores de la universidad. Mi persona era la parte más visible, pero si no hubiera podido contar con el apoyo y el crecimiento ideológico que tuvieron los alumnos y profesores que me apoyaron hasta el final, no habríamos logrado nada. Teníamos un deseo muy importante para disputar esta elección: el de firmar un proyecto genuino de reforma universitaria, y enfrentarnos a la derecha, que quería reafirmar su proyecto: la reforma universitaria propuesta por el Banco Mundial y el FMI.

¿Qué fue concretamente lo que lo movió a usted para postularse en esta segunda elección?

Lo que me movió fue, en primer lugar, la implementación de una reforma universitaria que fuera de abajo para arriba. No queríamos una reforma como la que se está implementando en estos tiempos, en la cual los contenidos de las materias de grado pasan a las maestrías para convertir a los estudiantes en una de las fuentes de financiamiento de las universidades públicas. Esto hace que las carreras de grado sean cada vez mas vacías, y los estudiantes se vean forzados a hacer una maestría para poder formarse correctamente. Tampoco estábamos de acuerdo con otro rasgo de estas reformas: la libertad para que las universidades públicas se financien a través de las empresas privadas. Esto hace que estas empresas tengan poder de decisión sobre el contenido del plan de estudios de las carreras, o permite la ocupación de predios y terrenos que son de la universidad pública con edificios de empresas privadas.

En segundo lugar, para nosotros era indispensable la latinoamericanización de la reflexión y de las lucha sociales en el Brasil.

Tercero, queríamos una nacionalización de la universidad. Esto quiere decir que los contenidos, charlas y debates tratados en la universidad tengan siempre en cuenta los problemas que están ocurriendo en nuestro país. Queremos que las cosas que nosotros propongamos sean para el bienestar de todas las universidades del país, no solamente para la nuestra.
Pero por encima de todo, lo que nos motivó es que queríamos una universidad autónoma y democrática de verdad, sin falso discurso y sin mentiras.

¿Los demás partidos no proponían esto?

El partido oficialista, que mantenía una ideología de derecha, mantenía su discurso habitual diciendo ese estado de cosas era el mejor posible, que aumentaron el número de vacantes para Medicina, que construyeron un predio de tal o cual cosa; la construcción de la residencia estudiantil para gente que no tiene ingresos, todo lo cual es bueno, pero insuficiente.

La izquierda moderada cree en tratar de combatir la corrupción, en la lucha para que la universidad sea mas democrática, etc. Son cosas que nosotros también creemos, pero ponemos más énfasis en el largo plazo: la lucha por una nueva y genuina reforma universitaria que no puede ser hecha ni por el gobierno, ni por las autoridades actuales de las universidades.

¿Qué cosas cree que cambiaron en la universidad después de su triunfo?

Siendo la primera vez que los llamados "extremistas" van por el segundo turno a elecciones, se mostró que el "radicalismo" no significa la opción por "el gueto". Porque, ¿qué es lo que ocurre realmente en América Latina?: parece que sólo podemos aspirar a un llamado de masas rebajando nuestro programa, cambiándolo, como hace la "centro izquierda".

¿Usted se siente discriminado o apartado del área universitaria por ser parte de la extrema izquierda?

No, todo lo contrario. Aquí en las universidades de Brasil tenemos plenas libertades de expresión; eso es algo que siempre ocurrió y de lo cual no nos podemos quejar. Pero lo que sí ocurrió es que después de nuestro éxito en las elecciones pasadas somos mucho más respetados, incluso por los integrantes de la corriente de derecha. Diría que ahora somos intocables en la universidad, ganamos fuerza social representativa. Lo que demostramos es que gozamos de extrema capacidad intelectual, ya que fuimos apoyados por la mayoría de los profesores que en este momento son considerados de alto nivel académico. Ya no se cree que un partido de izquierda trae tras él profesores o investigadores mediocres, al contrario, nosotros exigimos un nivel intelectual académico cada vez mayor, porque, ¿qué fue lo que pasó en América Latina?: a raíz de la reforma impuesta por el Banco Mundial, se produjo la derrota académica de lo intelectual, de manera que muchos profesores pueden tener un currículo brillante, pero ninguna contribución teórica. Eso es lo que ocurre frecuentemente, todo es cuantitativo, y no cualitativo, o sea, lo que importa es cuántas conferencias, papers o congresos pero no las ideas nuevas.

Nosotros lo que propusimos fue hacer todo esto con debates públicos, abiertos a quien quisiese asistir y discutir sobre los temas, sin temor a las críticas, o a las opiniones encontradas con las nuestras, para poder, de esa manera, afianzar y mejorar los contenidos de nuestros trabajos. Esta fue una de las causas de las fuertes críticas que recibimos de los académicos que están hace treinta años haciendo un paper por semana, repitiendo cosas de las cuales ya se ha hablado, pero siempre tratando de evitar las criticas, sobre todo desde gente que no comparte su ideología política o económica.

¿Qué cosas opina usted que habría que cambiar en las universidades de América Latina?

En primer lugar, hay que fomentar la creación de universidades públicas gratuitas, autónomas y democráticas. En el caso de Brasil, aún teniendo elecciones directas para rector y otras autoridades, esto es sólo una promesa: por ejemplo, cada postulante a rector tiene que estar autorizado por los ministros de educación. Esto demuestra que las universidades en Brasil no somos entes autónomos. No lo somos porque no tenemos los recursos para serlo y esto plantea otro problema, porque aunque en uno de sus artículos la Constitución declara que las universidades públicas deben tener autonomía financiera, el Estado nos niega recursos constantemente.

Otro cambio que proponemos nosotros continuamente es exigir a las autoridades alto rigor intelectual más que académico. No requerimos que el profesor sea un Doctor, porque ya vimos que hay profesores que tienen muchos títulos: maestrías, doctorados, e incluso post-doctorados, y sin embargo su desempeño en el aula es pobre, no son capaces de trasmitir lo que aprendieron (si es que realmente aprendieron tantas cosas). También reclamamos a las autoridades un compromiso de representación de la comunidad en la que esta inmersa la universidad.
Por último, las autoridades, más especialmente los rectores de las universidades de América Latina, tienen que comprometerse a detener el avance de las privatizaciones de las universidades públicas, porque esto genera dependencia y debilidad.

Usted dicta la materia Economía de América Latina, en la UFSC. ¿Qué contenidos y qué visión trata de transmitir a los alumnos en esta materia?

Es una materia que se dicta en esta universidad hace siete años de manera optativa, aunque ahora se está realizando una reforma curricular para poder integrarla a la parte obligatoria del programa. Lo que quiero transmitirles a los estudiantes en mi materia es que Brasil, al igual que la Argentina, siempre le da la espalda a América Latina, y quiere mirar hacia Europa y los EEUU.

El programa consta de tres partes: una histórica; una económica y una política. Asimismo, manejamos tres ejes teóricos. El primero es una crítica hacia el eurocentrismo como ideología dominante, pues es el causante de la adopción de tantas medidas políticas y económicas que son en realidad perjudiciales para los países latinoamericanos. El segundo eje en cuestión es la valorización de la historia en el terreno de las Ciencias Sociales. Por último, una reflexión de la coyuntura: de lo que ocurre realmente y de lo que está detrás de las medidas tomadas por los presidentes de los países de nuestra región.

¿Qué considera usted que un graduado en economía tiene que saber, más allá de los contenidos típicos y básicos del plan de estudios?

Creo que es importante que sepa que estamos inmersos en un clima de conservadurismo, un ambiente en donde el estudiante analiza modelos o teorías en donde predomina completamente la doctrina neoclásica, que es por excelencia la doctrina del capitalista y de las grandes naciones dominantes. Sin embargo también debe saber que esta doctrina está entrando en crisis, por lo tanto es el momento para la osadía intelectual.

Un egresado de economía tiene que haber leído a Ricardo, Smith, Marx y a Shumpeter para poder tener un espíritu crítico, y después leer todo el compendio de manuales llenos de ideas neoclásicas que se ofrecen en la universidad: Blanchard, Samuelson, etc, que son una representación del neocolonialismo. Asimismo, para poder analizar los problemas de nuestra región, un egresado en Economía de América Latina tiene que tener estudiado y comprendido el pensamiento de la CEPAL y criticar este pensamiento para poder así avanzar y no detenernos en el tiempo.

¿Qué opina de la política de Chávez en Venezuela y cómo afecta ésta al resto de América Latina?

Creo que el gobierno de Chávez a pesar de todas sus limitaciones llama a la luz a todo el resto de Latinoamérica. Venezuela dio un salto de calidad en cuanto a la forma de gobierno en nuestra región, cosa que Kirchner y Lula, dada la naturaleza de sus mandatos, están impedidos de lograr. La crisis económica, social y política de la Argentina puede llevar al presidente de turno a realizar políticas que nunca había pensado implementar o que nunca hubiera querido hacer. En todos los países de América Latina se ve una amplia dependencia del capital financiero, salvo en Venezuela.

Estamos presenciando una época de cambio en la región; por ejemplo en El Salvador, con la derrota de los partidos ultraderechistas, Estados Unidos está encontrando dificultades para implementar sus políticas o introducir los bienes producidos en su país o en México.
La crisis por la que está pasando la hegemonía de Estados Unidos sobre América Latina es un tema fundamental en la coyuntura de la región.


Entrevista:
Ignacio Lugones

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