19.10.04

 

Diálogos: Axel Kicillof

Licenciado en Economía, UBA
Docente e Investigador de la FCE, UBA

En continuidad con el espacio de debate abierto en nuestro primer número, y buscando contribuir a la difusión de las problemáticas que sólo podrán resolverse con la participación activa de todos los estudiantes, dialogamos en esta oportunidad con Axel Kicillof; docente e investigador de nuestra facultad, y titular del curso Fundamentos de la Teoría General de J. M. Keynes en la Escuela de Economía Política.

Como estudiantes, nos preocupa la falta de coordinación entre materias y la poca aplicabilidad de lo aprendido para en la economía real. ¿Esto se debe a que la carrera tiene una estructura básicamente neoclásica?

Considero que la situación de la carrera es el resultado de un largo proceso histórico de recorte de contenidos científicos y críticos, que se agravó sustancialmente con de la reforma que se llevó a cabo durante década del '90, es decir, en pleno período en el que el gobierno de Menem llevaba adelante una ofensiva contra la Universidad. La reforma que se inicia durante 1995 tiene, desde el punto de vista de las autoridades, un objetivo muy claro: el ahorro presupuestario. El recorte se iba a lograr, más allá del discurso, acortando las carreras. El proceso iba a abarcar a toda la UBA y aspiraba a reducir todas las carreras de grado a cuatro años y a eliminar el CBC. El segundo ahorro presupuestario no venía por el lado del gasto sino del ingreso. Con el grado vaciado de contenido, se iba a requerir formación adicional; en la práctica los posgrados se hacían cuasi- obligatorios. Como la UBA tiene una fuerte tradición de universidad pública y gratuita, el arancelamiento solapado entró por el lado de las maestrías.

¿Cuál era la idea de la reforma de la carrera? Mejorar la eficiencia y adaptar la carrera a las necesidades del economista profesional. El objetivo era, más que nada, que la carrera sirviera al estudiante para insertarse en el mercado de trabajo. De hecho, el entonces decano Pérez dijo que el objetivo de la reforma era "hacer un producto terminado apto para el mercado de trabajo". Ese es el intento de cambio, el propósito explícito de las autoridades de la facultad, aunque, es cierto, les preocupaba más la carrera de Contador o de Administración que la de Economía. Pero nuestra licenciatura sufrió el mismo tratamiento.

¿Qué contenido necesitaba absorber ese "producto terminado apto para el mercado de trabajo"?

¿Qué les tenemos que enseñar? Un programa igual al que se le da en el grado a los estudiantes norteamericanos. Este nivel de chatura tenía la discusión. Quisieron reemplazar la licenciatura por un curso de ingreso al M.I.T.
Dicho en pocas palabras, esto era hacer una carrera neoclásica estándar, una carrera de manual, con manuales, preparada para ser enseñada en una especie de trituradora, tal como es enseñada en el college. Ahí no había mucha discusión que dar, había que tomar esos manuales, los índices de esos manuales y de ahí provenían los programas. ¿Cuál libro de texto tomar? El que se enseña en todos lados, el más famoso.

Y... abracadabra...Plan '97

Claro, recortado todo lo que no formaba parte del cuerpo básico de la teoría neoclásica, que se resume en Microeconomía I y II y Macroeconomía I y II, se arma un árbol donde aparecen las materias temáticas. Como los fundamentos ya están dados, no hace falta profundizar en teoría. A partir de ahí nos podemos permitir ser más pluralistas. ¿Por qué en "Crecimiento" no mencionar a un Ricardo completamente lavado, quitado de contexto, parcelario y por tanto, estúpido?

Conociendo tu activa participación como estudiante durante el anterior proceso de reforma ¿Qué diferencias encontrás con la anunciada últimamente por el decano?

Lo que resultó un factor completamente novedoso en aquella ocasión fue que los estudiantes de Economía, prácticamente todos, se dieron cuenta que este proyecto tenía que ver con el arancelamiento y no con cuestiones académicas. Lo sorprendente de esa reforma es que todos los estudiantes se dieron cuenta de que era un disparate y reaccionaron enérgicamente. Se empezaron a reunir en asambleas donde participaba una porción importantísima de la carrera de Economía, tanto los que querían una formación más teórica, como los que querían una formación más práctica. La reforma estaba planteada como un proceso en las alturas: ni el grueso de los profesores, ni los estudiantes tenían una participación definida, y los estudiantes se ganaron esa participación y se sentaron, a la fuerza, a discutir la reforma.
La diferencia es que ese era abiertamente un proceso de reforma, que apuntaba además a toda la UBA. Ahora la modificación todavía no existe claramente. Sin embargo es interesante conocer el motivo de la nueva reforma. Hasta las autoridades se dieron cuenta que la reforma del 97 no sirvió para nada, es decir, el resultado no le gusta a nadie. Como mínimo hay que deshacerla. Pero, hasta hoy, no se sabe qué se está discutiendo. Es verdad, el decano anunció por diferentes medios que quiere impulsar un proyecto de reforma bastante urgente, es verdad que se ha comunicado con sectores que antes no habían participado invitándolos a participar, pero por el momento, en concreto, no hay ninguna reforma en curso.

¿Cuál es la posibilidad de que alumnos y docentes participen en una discusión sobre los planes de estudio?

El principal problema de la carrera de Economía es que no tiene profesores. El planteo de que los docentes tienen que incorporarse a esa discusión se enfrenta a un problema estructural. Teniendo en cuenta que los docentes no son de dedicación exclusiva, no están concursados y muchos son ad honorem, nos encontramos con que, en realidad, no existe un verdadero el cuerpo docente. A su vez, el Departamento de Economía de la carrera tiene a sus autoridades elegidas por el decano, un hecho extraño, porque en las demás facultades de la UBA son los docentes los que eligen las autoridades del Departamento. En conclusión, la estructura hoy se basa en la inexistencia de los docentes y en la falta de democracia en el Departamento. Pero se agrega otra cuestión más: como los únicos que votan son los profesores concursados, ni siquiera se resolvería con que los concursados eligiesen a las autoridades. Hay docentes de primera y de segunda. ¿Cómo se empieza a arreglar eso, hoy? Las autoridades del Departamento de Economía deben ser elegidas por los docentes y estudiantes, y ahí podremos estar hablando de una transformación democrática de la carrera de economía.
A su vez, la situación económica del estudiante hace que se vea forzado a trabajar y entonces le dedique al estudio el tiempo que le queda. No tenemos estudiantes full time, y las becas brillan por su ausencia. Conclusión: tampoco el estudiantado forma parte de la unidad académica, una comunidad científica compuesta por verdaderos docentes y por verdaderos estudiantes. En este contexto, es difícil plantear los términos de una buena carrera de economía.

Luego de la experiencia vivida durante las últimas elecciones de Centro ¿Cómo ves la situación política de la facultad?

Es catastrófica. No hace falta más que leer los diarios para darse cuenta de que lo que ha ocurrido es una historia de violencia, falta de democracia, fraude, y una cadena de negocios que sustituyeron a las verdaderas ocupaciones propias de la representación estudiantil. Es vital empezar ya con la democratización del Departamento de Economía, que sea un cuerpo colegiado en el cual se decidan las cosas cotidianas de la carrera. La discusión de la currícula puede ser una buena excusa para hacerlo, ¡aprovechémosla!

¿Por qué, salvo en contadas materias, no se leen autores originales?

En mis materias se leen autores originales, pero no es la generalidad de la carrera. Trabajar con los autores originales es difícil, para el docente es una tarea complicada, implica un enfoque pedagógico completo. Pero que alguien venga a sostener que en la carrera de Economía de la universidad pública no se pueden leer a los autores, porque es muy difícil estudiar directamente a Marx, Smith, o a Ricardo, pero peor: leer a Keynes, Sraffa, Pasinetti, Menger, Jevons, Marshall o a Walras ¿No se puede? ¿Quién puede? Si los estudiantes de economía juntos con sus docentes no pueden hacerlo, ¿quién lo puede hacer?
Hay otra posición distinta, pero que va en la misma dirección, que es la que afirma que a Smith no hay que enseñarlo porque está viejo. Ahí hay otra discusión. Decir que no hay que darlos es una decisión teórica importante, porque es decir que la economía no se enseña a partir de los grandes autores sino al manual de última moda, o al último paper de moda y créanme que el último paper de moda pasa muy rápidamente.
No es inocente tomar los fundamentos teóricos estándar porque esos son los dominantes. El que no se dé cuenta de esto y piense que es dominante porque es el mejor y aplique un poco de darwinismo al problema de la teoría, se va a llevar una inevitable sorpresa cuando intente comprender la historia del pensamiento económico. No va a entender nada.

¿Y los autores argentinos y latinoamericanos?

El acortamiento de la carrera se ha convertido en un problema práctico para los docentes. Cada materia tuvo que convertirse en una carrera en sí misma. La conclusión es que la carrera no tiene consistencia ni coherencia, quedó a mitad de camino. Quedó también la cuestión de los autores nacionales: yo creo que hoy estamos en condiciones de tener una historia del pensamiento argentino e incluir autores argentinos en muchas materias. Pero no se trata de una cuestión de "camiseta", de incluirlos aunque no hayan aportado algo original. Este no es el caso, hay autores argentinos y latinoamericanos que han hecho aportes importantísimos en la teoría económica, y que fueron suprimidos de los programas por la dictadura militar. Es indiscutible que estos autores son los que debatieron los problemas argentinos y latinoamericanos.

¿Qué grado de importancia tiene el estudiar en el exterior?

Estoy haciendo el doctorado en la facultad. Tomé la decisión de no irme afuera en un momento donde no era difícil irse al exterior. Mi impresión es que la formación de posgrado, particularmente el doctorado, tiene mucho que ver con la posibilidad de encontrar buenos directores, buenos docentes investigadores que ayuden al doctorando a avanzar. La gente que estudia afuera estudia con grandes nombres y en grandes universidades, pero muchas veces no tiene posibilidad de elegir su tema de especialización. Con suerte alguien lo atiende, pero su especialización termina dependiendo del director que le tocó en suerte. Un estudiante inquieto, con expectativas y proyecto propio, tiene siempre que considerar este problema.
Hay una cuestión adicional que no tiene que ver con la calidad académica, sino con las condiciones materiales. El que se va al exterior se va becado, no tiene que trabajar y puede dedicarse exclusivamente a terminar sus estudios. Estas son condiciones muy difíciles de lograr en el país, y son obviamente favorables para cualquiera que quiera hacer un doctorado.

¿Cuál es el espacio actual del estudiante de economía en el mercado de trabajo?

La carrera de Economía nunca ha generado demasiados problemas laborales para sus graduados, al menos en términos comparativos con algunas carreras. Las alternativas son varias. Cuando la población obrera argentina está atada a un 20 % de desempleo (sin contar los Planes Trabajar), las condiciones en general son sin duda pésimas, pero en términos relativos, el economista tiene salida hacia el sector privado (sector industrial y financiero), el sector público y se agrega la alternativa de la investigación y la docencia.
Tal vez soy un poco optimista, pero creo que en términos relativos hay salida laboral. En realidad, la alternativa relacionada con la producción teórica es la que está en desgracia. Aún así hay alguna oportunidad, aunque es la más complicada, porque es la peor remunerada y la de ingreso más difícil.

¿Estamos preparados para alguna de estas salidas?

Según mi experiencia, una buena formación teórica prepara al estudiante de una forma espectacular para cualquier trabajo práctico que tenga que hacer. No hay trabajo práctico que requiera más que un entrenamiento. No es verdad que el economista no esté preparado para nada, aún con una carrera que está en un estado desastroso.
Ahora desde la teoría, la universidad pública tiene la oportunidad de hacer investigación básica y esto es una gran ventaja siempre y cuando no la dilapiden.

Luego de un año de transcurrido el gobierno de Kirchner ¿Se están ocupando correctamente de la situación económica? ¿Existe un plan económico?

Casualmente, con otros profesores de la facultad sacamos un artículo en la Revista Realidad Económica: "Las consecuencias económicas del señor Lavagna" (parafraseando a Keynes), planteando que el gobierno bosquejó tres objetivos básicos:
Regularizar el pago de la deuda.
Lograr el crecimiento económico.
Tareas orientadas a la acción social.
El planteo es que ése es el plan implícito de gobierno. Aparentemente, el gran instrumento que utiliza el Ministerio es la política cambiaria. Pero los problemas del país no se van a solucionar simplemente con la política cambiaria. Lo que hace falta es un genuino plan de desarrollo económico social para la Argentina. Y si evaluamos las acciones de gobierno con respecto a la aplicación de un plan de desarrollo, todo lo que ha hecho es insuficiente. Nuestra apreciación es que de esos tres objetivos, en el único en que el gobierno ha tenido un accionar decisivo es el de pagar la deuda.

Una economía desindustrializada y con gran dependencia de los precios del sector agrícola ¿Qué posibilidades de desarrollo tiene?

Un plan de desarrollo implica sostener enfrentamientos claros con ciertos sectores, en particular con los que se apropian de la renta del suelo. Esa renta podría volcarse, en lugar del pago de la deuda externa a través de retenciones, a un proceso de desarrollo vigoroso. Pero el gobierno no está haciendo nada de esto. Aun cuando el grueso de la población trabajadora se encuentra sepultado bajo la línea de pobreza. Cualquier política decidida de desarrollo en la Argentina de cara a las mayorías, se va a enfrentar no sólo con los terratenientes.

Teniendo en cuenta la situación económica mundial favorable para la Argentina, ¿es el crecimiento actual sostenible?

El tema de si es circunstancial o permanente, remite también a la cuestión de cómo se dirige ese crecimiento económico. Porque si pensamos que sólo se refleja en el pago de la deuda externa y la prosperidad del sector agropecuario, no es un crecimiento sostenible, y la prosperidad se dirige sólo a los poseedores de las mercancías que se producen en condiciones excepcionalmente favorables. Solamente en el marco de un proceso de reestructuración económica dirigida al crecimiento social se podría hablar de si el proceso es sostenible o no. Porque los procesos de mercado por definición no son sostenibles. Para el gobierno, y en parte para la discusión en general, dadas ciertas condiciones de mercado, hay que dejar todo el resto en libertad, y que lo aprovechen aquéllos que puedan (los que sustituyen importaciones y los que exportan mercancías de origen agropecuario). Si es eso, cuando se modifiquen dichas condiciones (se altere el tipo de cambio y bajen los precios de los productos) el proceso estará terminado.

¿Qué lugar debe ocupar la universidad pública en la sociedad?

Justamente. Si es necesario encarar la planificación de desarrollo argentino, la universidad pública tiene que realizar un cambio profundo. En particular la Facultad de Economía. La producción teórica, científica y docente de la carrera de Economía de la UBA puede tener un papel protagónico en un proceso donde el desarrollo comience a ser discutido de otra manera.


Entrevista:
Florencia Médici
Irina Moroni

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