26.4.04

 

¿Universidad?

"Si conseguimos volver a la idea de que la educación pertenece a la esfera del ser y no a la del tener, podremos revertir la tendencia actual que busca convertir a la educación superior en un sector más del mercado de bienes y servicios. Una buena universidad es la que ejerce una influencia cultural decisiva en su país."
Dr. Guillermo Jaim Etcheverry, actual rector de la UBA1.

Una pregunta debería inquietar las mentes de todos y cuantos pertenecemos a la comunidad universitaria: ¿cuál es el papel que juega hoy la universidad pública en el devenir del país? ¿Cómo interviene su actividad en el proceso de crisis que atraviesa nuestro pueblo?
La sociedad argentina ha venido dando muestras de querer despertar de su larga siesta; parece haber decidido dejar a un lado la pasividad y la aprobación acrítica y silenciosa, para iniciar un arduo camino vestida de overall. Es cierto que no sigue un comportamiento lineal ni monótono, y que el andar implica instancias de retroceso, pero es innegable que ya no mira para otro lado y que pretende emprender la búsqueda de nuevos horizontes. Para dar cuenta de la descentralización geográfica y heterogeneidad expresiva de esta nueva etapa de movilización social basta mencionar algunos de los acontecimientos vividos de un par de años a esta parte, tales como el 19, 20 y 27 de diciembre del 2001 y la conformación de asambleas populares; el profundo rechazo a la tentativa de retorno del menemismo y, más cercano en el tiempo, el repudio al régimen juarista en Santiago del Estero (al margen de la suerte que corra la intervención). Pero además, en lo que hace a manifestaciones de largo aliento, pueden destacarse entre otras la masiva participación en organizaciones sociales, las redes de comedores populares y la acción de trabajadores retornando a sus fuentes de empleo a partir de las fábricas recuperadas; en el plano de la actividad artística, con Teatro por la Identidad y numerosas producciones cinematográficas, que con destacable calidad reflejan la inquietud de un pueblo por indagar en las causas de la situación presente, y las sensaciones y sensibilidades que ésta despierta. Queda claro entonces que, si bien está lejos de reconocerse la nueva forma que ha de adquirir el sujeto colectivo, la exploración de alternativas y senderos se ha iniciado, y que su rumbo depende de las posibilidades y obstáculos que han de presentarse. Es en este contexto, el de una ciudadanía materialmente pauperizada poniéndose de pie, en que la universidad desarrolla su labor. Pero a propósito, "...resulta imperioso rediscutir la idea de universidad. Aclarar para qué sirve esta institución a la sociedad"2. En
este sentido, y de cara a la dinámica social vigente, son numerosos los proyectos de intervención provenientes de las distintas unidades académicas de la UBA3. Ahora, deberíamos pensar cómo se insertan estos proyectos en la realidad nacional, cuál es su potencialidad en el marco de la Universidad que tenemos hoy y finalmente si responden a una idea de Universidad. Para tratar estos problemas concretamente haremos referencia a la situación en nuestra facultad.

En septiembre de 2001 se lanza "Hacia el Plan Fénix: una estrategia de reconstrucción de la
economía argentina para el desarrollo con equidad". Este trabajo, que involucró e involucra a los más renombrados profesores de la facultad -una parte de los cuales venía realizando críticas al modelo con anterioridad, pero de manera inorgánica y discoordinada-, es presentado como un proyecto institucional, lo que resulta de vital importancia considerando que dicha institucionalidad lo llevó a tener lugar rápidamente en las mesas de debate público sobre el
rumbo econÛmico del paÌs y dando lugar a la difusión de un discurso diferente.

Sin embargo, el Plan Fenix como expresión de una idea de Universidad manifiesta la inmadurez en la discusión de este tema. La universidad tiene por esencia la conjunción de la investigación y la docencia, y la vida académica cobra sentido en el intercambio entre los tres claustros, docentes, estudiantes y graduados. En la facultad, indiferente a estos principios, los dos primeros transitan caminos paralelos4. Mientras los profesores del Fenix discuten
las medidas para resucitar al país, en las aulas se sigue impartiendo la ortodoxia neoclásica, ajena e inútil frente a los problemas que nos presenta la realidad día a día. En el seno de nuestra casa de altos estudios, la creación de un ámbito genuino de discusión, donde se haga a los alumnos parte, donde se incentive la creatividad y el pensamiento autónomo, sigue pendiente. En la medida en que la formación académica siga dirigida a producir técnicos sin capacidad de análisis crítico, en la medida que el estudiantado sea disociado de la producción de
conocimiento, en la medida que no se defina el lugar que debe ocupar la Universidad Pública, cualquier iniciativa será no sólo vacua de contenido real y de capacidad transformadora, sino también ajena e impropia al espíritu universitario.

Ahora bien, no sería justo achacar sólo a la voluntad del claustro docente las deficiencias observadas. En primer lugar, las condiciones laborales de la gran mayoría de dicho claustro resultan inaceptables: La UBA no sólo se caracteriza por ser los salarios de sus docentes más bajos que en cualquier otra universidad pública, sino por ser además el trabajo gratuito la regla, y el hecho de que sólo goce de estabilidad en su cargo una fracción mínima de los docentes debido a la inexistencia de concursos5.

En segundo término, desde los estudiantes poco se ha hecho para contribuir a la construcción
de una facultad distinta. En este sentido, merece llamarse la atención sobre algunas situaciones, cuyo común denominador es la apatía generalizada. Por un lado, en el plano académico, la perspectiva limitada en lo que hace al conocimiento: la preocupación única suele remitir a promocionar la materia, lo que redunda en una recepción ausente de juicio respecto de los contenidos, lo que nos convierte en sujetos incapaces de cuestionar y comprender los fenómenos
económicos que pretendemos estar estudiando. Por el otro, en el plano político-gremial, la autista indiferencia frente a la ilegÌtima conducción del centro de estudiantes y ante los reiterados golpes y amenazas sufridas por compañeros de carrera (en este caso, militantes de la agrupación tnt) y, como correlato, la falta de discusión respecto de las problemáticas específicas de la carrera y del país en general.

Concluyendo, "...las universidades deben usar su autonomía para cooperar, asumiendo el
papel que les toca de ejercer el pensamiento crítico y contribuir a definir un proyecto de país incluyente"6. Para que nuestra facultad en particular se disponga
a realizar esa tarea, es condición necesaria la participación activa de los distintos claustros, conformando un ámbito de debate -ausente hasta el momento- que nos permita verdaderamente hablar de una comunidad universitaria. "De cómo transitemos por la riesgosa cornisa que supone enfrentar la necesidad de modernizar a la universidad sin adherir ciegamente a los criterios eficientistas del mercantilismo predominante o a consignas vacías de
significado, sin compartir el desprestigio suicida de lo público al que nos quieren sumar (...) y, sobre todo, sin dejarnos tentar por las expresiones huecas y grandilocuentes, hoy tan en boga, depende no sólo el destino de la educación superior argentina, sino también la supervivencia de nuestra amenazada cultura"7. En tanto ciudadanos de la vida académica, en tanto estudiantes, con la reforma de 1918 como antecedente histórico, es hora que demos nuestra materia más importante: el compromiso. La reforma a tratarse este año no es más que el primer paso.

Zuremolke & el Mariscal

1 "En la era del dinero", pp.44, revista Encrucijadas, año 1, N°12, octubre de 2001.
2 G. J. Etcheverry, ibidem.
3 Al respecto, no puede omitirse la mención de los "Proyectos de Urgencia Social", en el marco de la programación científica UBACyT 2004-2007. En la presentación de los mismos "...debía constar la interacción con los actores sociales involucrados, por ejemplo: autoridades locales, ONGs, asociaciones profesionales, empresariales o sindicales. Por otro lado, se valoraría especialmente su carácter inter o transdisciplinario". Ver www.uba.ar.
4 En este caso haciendo referencia solamente al plano académico, dejando de lado el desinterés y pasividad que se observó -exceptuando casos particulares- por parte de los profesores en cuanto a la situación que vive el claustro estudiantil en lo que a representación gremial refiere.
5 No desarrollaremos acá la inestabilidad que sufren algunos docentes en particular por motivos ideológico-políticos, como es el caso del Dr. Levín, porque este problema merece ser tratado en detalle por la gravedad e implicancias del caso.
6 Dr. José Luis Coraggio, entonces rector de la Universidad de Gral.Sarmiento; "Con amigos así...", pp. 64, Revista Encrucijadas, año 1, N°12, octubre de 2001.
7 G. J. Etcheverry, ibidem.

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