14.5.06

 

SOBRE LO PRESENTE Y LO AUSENTE EN LA DISCUSIÓN UNIVERSITARIA

La situación de la Universidad es crítica. La confrontación directa entre dos posiciones antagónicas implica la polarización de una discusión: el bien conocido, y siempre mal ponderado, “estas con nosotros o estas con ellos”. Así es como se plantea la situación a nivel periodístico y, hay que reconocer, esto se trasmite a cualquiera de nosotros.

Las posturas de ambas partes son innegociables. El proyecto político que encabeza Alterini implica más reformas en el sentido ya sufrido: vaciamiento y parcelización de los contenidos en desmedro de la generación de conocimiento, consolidando la imagen de una Universidad proveedora de servicios. Candidatura sostenida en pactos prebendarios que visualizan a la Universidad como un botín financiero y político. Por otro lado, la FUBA, conducida por dos partidos de izquierda, cuestiona la integridad moral de Alterini y la legitimidad de las formas de representación vigentes, argumento este último que fue ganando peso con el correr de las semanas.

Sin embargo, debido justamente a esta pelea, que llegó a nuevos fondos el martes pasado en la facultad de Medicina con la internación de un estudiante de nuestra facultad, comenzaron a surgir problematizaciones sobre la Universidad que, creemos, son las que debieran estar, verdaderamente, en el centro de la cuestión. Como sostenemos hace más de dos años, la razón de ser de la Universidad no forma parte del debate político interno y es eso lo que realmente debiera estar en juego en la elección de Rector. No obstante, los actores continúan cayendo en el mero consignismo que rechazamos.

¿No deberían, ambos aparatos, subordinar sus planes a la postergada discusión sobre el rol de la Universidad en la sociedad?

Recién superado este punto, de por si ya conflictivo, puede apuntarse uno qué instituciones han de cumplir mejor ese objetivo. Problematizar esa relación supone rediscutir el carácter y las formas de la autonomía, en tanto su funcionalidad original fue eliminar la intromisión de las instituciones eclesiásticas para superar el dogmatismo y abrir paso a la ciencia moderna. Entonces, en la Argentina de hoy, ¿cuál es la forma que debe tomar la relación de la Universidad con la sociedad?

Creemos que es este el marco en el que debe ser sostenida la discusión sobre la “Democratización YA”. A partir de allí cabría preguntarse ¿es la actual asamblea universitaria el medio para lograr esa relación?, ¿es razonable que la gran mayoría de los docentes (no concursados y generalmente ad honorem) no puedan votar a sus representantes?, ¿es la presencia de graduados la mejor vía para lograr ese vínculo con “el exterior”?, ¿es la mayoría estudiantil en el gobierno universitario y la participación de los no docentes el camino a seguir?, ¿debieran participar organizaciones representativas de la sociedad civil en aquél gobierno?

De ninguna manera queremos dejar de lado la lamentable campaña de desinformación deliberada originada desde Decanato y el CECE, ambas bajo la conducción Franja Morada-Nuevo Espacio, con relación a los acontecimientos de la semana pasada. En todas las ocasiones en que la Facultad cerró sus puertas, y expulsó a sus estudiantes y trabajadores, nunca estuvo en juego la seguridad del edificio. Ninguna agrupación intentó tomarla, como se dijo el martes y miércoles, y tampoco grupos piqueteros se manifestaron en su entrada, como se dijo el viernes.

En síntesis, compartimos la oposición al proyecto que encabeza Alterini y a la forma de construcción política que representa. Asimismo, si bien apoyamos algunas de las objeciones que se alzan contra la actual conformación de la Asamblea Universitaria, entendemos que el eje de la discusión pasa previamente por otro lado. Resignificar la existencia de la Universidad Pública en la Argentina es nuestra tarea. El cambio en las formas de gobierno, el instrumento para su posterior realización.

EL GERMEN

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